Archivos de la categoría ‘Uncategorized’

9.99

Publicado: abril 27, 2011 en Uncategorized

Hay gente que toma como insulto que la tortilla suba unos cuantos centavos y hacen revoluciones y revueltas negándose a pagar .10 más, sin embargo, siempre estarán aquellos dispuestos a pagar miles de dólares por un mechón de pelo de Justin Beiber.

 El precio es el valor económico que se le asigna a cualquier objeto o servicio. Sin embargo, el precio, a mi opinión es algo muy subjetivo, tiene mucho que ver con el valor que éste tenga dentro de una cultura o sociedad. El precio existe para poder obtener un intercambio justo de servicios, la calidad o la escasez siempre le ha otorgado un valor mayor a las cosas, pero creo que actualmente, se le otrora valor a las cosas tan subjetivamente, que muchas veces ni siquiera es coherente con el valor material o utilitario que realmente merecen

 Actualmente, la mercadotecnia utiliza al precio para vender no solo cosas por su valor material, sino que le ha puesto precio a los sentimientos y a las experiencias. Un ejemplo muy claro de esto, es la campaña que tuvo MasterCard, en la que le iba poniendo precio a las cosas materiales y al final terminaba con frases que resaltaban que la verdadera felicidad no se podía comprar, sin embargo, le seguía la frase «para todo lo demás, está MasterCard».

 Las tarjetas de crédito son las sirenas en el mar del mercado. Nos seducen con sus cantos y facilidades de pago, nos hacen ver todo mucho más accesible y posible, creemos que es mucho más fácil obtener algún producto (que muchas veces ni necesitamos) cuando podemos pagar a varios plazos, pero sin darnos cuenta, nos encontramos de pronto con el las cuentas ahogándonos por habernos dejado llevar por los famosísimos meses sin intereses.

  El problema es que con los créditos, perdemos cuenta de lo que hemos firmado y se nos va acumulando, muchas veces terminamos gastando dinero que ni siquiera hemos ganado. Gracias a las tarjetas de crédito, se pueden romper todas esas barreras que limitan nuestro consumo.

Algunos de los trucos del precio, es que muchas veces, consideramos el precio de algún producto sumamente caro y nos negamos a pagar esa cantidad por consumir algo, pero la mercadotecnia juega una vez más con nosotros y nos lava el cerebro. Creemos que por costar $9.99 es mucho más barato y toda una oferta, pero todo esto es solo una estrategia más para engañar al consumidor y creer que por que el precio ha bajado, es el mejor momento de obtener el producto o servicio. Tenemos una cierta presión por que en otro momento no va a volver a a subir, son oportunidades que se tienen que aprovechar.

 El precio es, también una herramienta para demostrar status. Lo repito, muchas veces puede parecer estúpido pagar tanto dinero por una simple bolsa, pero el hecho de que sea de diseñador, le otorga un status al consumidor. No es el producto en sí lo que tiene valor, sino que la persona tiene tales ingresos, que es capaz de pagar el precio más alto por un pedazo de piel.

 El mercado no es el que nos incita a comprar y a gastar más, sino que muchas veces somos nosotros mismos, como consumidores, los que estamos dispuestos a pagar mucho más dinero que lo que realmente vale el producto o servicio con tal de sobresalir en sociedad. Todo es parte de una competencia.

Daniela Wartenweiler

Lo barato al final sale caro

Publicado: abril 26, 2011 en Uncategorized

Si tuviera que inventar una historia para explicar el origen de las tarjetas de crédito o debito, diría que éstas surgen de la necesidad de una sociedad consumista, donde lo más importante es comprar, tener lo último que se lanzó al mercado y presumir tu poder adquisitivo; ya que en este tipo de sociedad eso es lo más importante y donde el valor de las personas se basa en la cantidad de bienes que posees.

Como consecuencias de lo antes mencionado, se ponen de moda los asaltos y los actos violentos que tiene como fin conseguir dinero o bienes a costa de lo que sea; Lo anterior puede ser considerado también una razón del origen de éstas, ya que se cree que es más seguro llevar consigo una tarjeta de crédito a cargar con efectivo. Esto por un lado puede sonar convincente pero no dejemos pasar por alto el alto número de fraudes que se llevan a cabo por medio de estos plásticos.


Tener una tarjeta de crédito te permite realizar compras y pagar con dinero que tal vez no tienes o pagar en cómodas mensualidades y que en algunos casos te genera intereses y terminas pagando más del costo original del producto; y si no pues cual sería el negocio de los bancos y las tiendas que venden a crédito. Esto también lo podemos relacionar con estrategias de mercadotecnia donde, en algunos casos, te engañan diciendo que pagando con tarjeta el precio será menor, pero no te dicen cuánto te cobrarán de intereses, reitero que esto es sólo en alguno casos.

Como pudimos comprobar los años anteriores, todo este tipo de movimientos financieros virtuales fueron parte de las razones para que la economía del mundo se viera afectada por una crisis de la cual aún no salimos, y según yo en gran medida se debe al alto porcentaje de dinero ficticio que está en el flujo de la economía.

Varios estudios y como en el documental “In debt we trust” está demostrado que realizar movimientos financieros con tarjetas de crédito te acarrea más gastos. Entonces, ¿por qué las utilizamos? Será porque queremos gastar dinero que no tenemos, comprar cosas que no están a nuestro alcance o ¿por qué?

En realidad cada persona es consciente de qué tiene y qué puede comprar, sé que la idea de tener una o varias tarjeta es algo atractivo, pero al mismo tiempo te llena de responsabilidad y preocupaciones, porque si en algún momento dejas de pagar el banco o la institución toma alguno otro de tus bienes y al final «lo barato te termina saliendo caro».

Al final cada persona es responsable de sus actos y de las consecuencias de estos, pero si es muy importe tener cuidado y autovalorar unay otra vez si es conveniente para uno tener   una tarjeta de crédito y si seremos capaces de cumplir con todo lo que ello acarrea.

Alejandra Miranda Flores

In Debt We Trust

Publicado: abril 26, 2011 en Uncategorized

*Por Mariana Villalpando

In Debt We Trust

Es increíble como la gente no sabe utilizar su dinero de la mejor manera, y a esto me refiero a que se la viven endeudados y una fuerte razón de esto son las tarjetas de crédito.

Pero ¿porqué el mal uso de las tarjeta puede llevarnos al endeudamiento? Desgraciadamente los bancos solo se interesan en estar ofreciendo su variedad de tarjetas de crédito las cuales la gente las acepta de la mejor manera. El problema es que son pocos los que saben utilizarlas de la mejor manera.

El problema con la sociedad de hoy es que se esta dedicando a comprar cosas innecesarias, pues entre más tienes mejor eres, por lo mismo hay un momento en el que la gente compra cosas innecesarias y todo esto se vuelve en un endeudamiento económico pues al no tener el dinero en las manos hacemos un mal uso de las tarjetas de crédito; pues simplemente con deslizar la tarjeta te puedes hacer propietario de bienes que no estén a tu alcance.

Endeudamiento que cada mes va aumentando pues no todos pagan lo que marco la tarjeta al mes; sino pagan solo un poco de lo que deben ocasionando intereses que en un futuro se vuelven deudas enormes que desgraciadamente la gente ya no sabe ni como pagar.

El documental “In Debt We Trust” habla del como la sociedad se esta envolviendo en un endeudamiento incontrolable que la gente ya no sabe ni como salir de sus propias deudas.

In debt we trust

Publicado: abril 25, 2011 en Uncategorized

Me parece que el documental “In debt we trust” , muestra como la economía se mueve hoy en día y sobretodo ejemplifica la mentalidad de esta sociedad. Me refiero a que en el documental podemos ver como actualmente la sociedad piensa “que entre más tienes, más poder adquieres” . Esto se ve reflejado en el consumismo, donde las personas compran cosas que en ocasiones son innecesarias por el simple hecho que esa marca les brinda un cierto nivel de vida, un status frente a los demás. Pero ¿qué pasa cuando no se puede comprar lo que desea? ¿Y ahora quién podrá defendernos?

Es aquí cuando las tarjetas de crédito aparecen con más fuerza que nunca, brindándole al consumidor la posibilidad de obtener lo que desea con ciertos “intereses” ; intereses que a largo plazo cobran grandes riesgos en la economía de la persona. No olvidemos que como todo negocio, los bancos realizan un plan de marketing con el fin de definir su target; por ello que existan tantas promociones y planes de financiamiento  con el propósito de poder llegar a ellos y amarrarlos.

Sí, a simple vista parece ser  la solución a  todos nuestros problemas pero el problema está en que el consumidor de hoy muchas veces no sabe como llevar una tarjeta de crédito y por lo tanto, en lugar de ser una solución se convierte en un GRAN problema; pues obtiene grandes deudas. Estoy cansada de ver como las personas se endeudan con las tarjetas de crédito y a pesar de ello, siguen comprando!!!! No digo que las tarjetas de crédito sean la maldición simplemente digo que para obtener realmente los beneficios que una tarjeta de crédito ofrece, es necesario aprender a usarla con responsabilidad, planeando tus compras y pagándola a tiempo.

Creo que el problema radica en que mucha gente cree que la tarjeta de crédito significa un pase para obtener todo lo que se desea sin ponerse a pensar que más allá de los intereses o planes de financiamiento que pueda ofrecer ésta; en algún punto la vas a tener que pagar.

Karla Morán

El Dinero no ha muerto.

Publicado: abril 14, 2011 en Uncategorized

Celsa Calderoni Reyes

Para explicar su realidad y zafarse de toda responsabilidad el hombre creó a Dios,  para poderse conectar con este creó un sistema – casi telefónico: “el que llama paga”  – llamado religión, ya que, como la palabra lo dice, religa al hombre con lo divino o místico. Incluso con aquello a lo que le puede tener miedo. A lo largo de la historia, Dios ha cometido bastantes equivocaciones, uno de ellos, irónicamente fue ponerle precio a su Best-seller: la Biblia, sin embargo, ese sería tan sólo el primer error fatal de muchos otros, entre ellos y probablemente el más importante fue el de anunciar el poder del dinero como un ser Divino. Para aquellos que hayan leído la Biblia sabrán de que precepto se trata:

“Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero” Lucas 16:13

Si amigos, Dios mismo se puede equivocar, Dios señaló al dinero como su igual y el hombre lo escuchó, lo absorbió y se puso a vender Biblias. Irónico el asunto. Para aquellos críticos de la religión, cualquiera que sea, lamento informarles que obedecen a una en tanto sean parte del sistema capitalista. Pues si el dinero es un dios, el capitalismo es su institución, su Vaticano, su parroquia. Estamos dispuestos a pagar más en tanto el dios dinero nos acompañe, hacemos todo por conseguirlo y confiamos en su honor y su dogma para cada producto. Si Dios hubiera puesto un pequeño consejo en cada una de las cosas, productos, servicios, bienes o personas, tal vez seguiríamos bajo su tutela; sin embargo fue el dinero quién comprendió el sistema del hombre, un consejo, o bien, precio reemplazaría la Biblia, pero lo haría de una forma practica, en cada una de nuestras decisiones un numero nos brilla. Nuestro servicio al dios del dinero es bastante estricto y absurdo, pero en fin, institucional, entre más tengamos de él, tenemos su favor y confianza. El precio, o sea su palabra, es una metáfora mejor planteada: es numérica. Efectivamente el Dios del dinero no ha muerto.

 

Los seres humanos han invertido toda su vida al trabajo con el fin único de hacer dinero, bueno en su gran mayoría. Este bien, tangible a veces e intangible también, es elemento vital para la venta, la compra y la mercadotecnia en general.

El precio que pagamos por ciertos servicios o materiales esta ligado al costo de producción, a las ganancias esperadas y al prestigio de un producto. Es por eso que hay veces que pagamos cantidades exorbitantes por cosas que podríamos conseguir a un precio mas bajo. La calidad de un producto no esta necesariamente ligada al precio del mismo, muchas veces las cosas mas caras en el mercado no necesariamente son las mejor. Esto ocurre también para los precios bajos.

El precio de un producto tiene una influencia psicológica en el consumidor. Si usted como consumidor cree que lo que esta pagando no esta de acuerdo con lo que esta recibido a cambio es probable que deje de consumir ese producto. La cuestión aquí es ¿cómo le hacen las marcas “elite” para lograr que su clientes paguen tanto por sus productos?

El nombre de una marca, de un diseñador e incluso de una compañía tiene detrás toda una imagen labrada con el paso de los años que refleja la calidad de un servicio, el prestigio de una compañía o el estatus que esta conlleva. Cada marca tiene un mercado delimitado, un perfil de cliente y un estilo de consumo. Gracias a la información que las compañías pueden recabar en relación a esta información, se generan de una u otra manea las estrategias de mercado.

En relación al documental que vimos sobre las tarjetas de crédito la situación es similar. Tener una tarjeta de un banco x o de otro lleva consigo un perfil determinado. Los pocos “privilegiados”, si los podemos llamar así, que tienen una American Express Black son personas con un perfil especifico y con hábitos de consumo específicos. Por otro lado una tarjeta con beneficios para prestamos estudiantiles tiene otro. Todo esto esta ligado a los hábitos de consumo de cada individuo y de sus posibilidades.

El precio que se paga por un bien material o no material esta vinculado al estado en el que se encuentra el mercado. La presión actual que ha llevado a crisis económicas y a depresiones severas es la creciente necesidad de tener todo lo que se quiere en el momento en el que se quiere sin importar si se puede pagar o no. Yo no entiendo como es que un banco puede hacer un prestamos de mucho dinero a una persona que claramente no va a poder pagarlo.

Hay veces que el precio no va de acuerdo a los beneficios ofrecidos, sin embargo la gente sigue comprando. Creo que la educación financiera es deplorable y es necesario replantear la forma en la que consumimos.

Pero bahh, que son unos ceros mas en el precio de algo cuando mi estatus esta en la línea…

-Fernanda Suárez-

 

Precio

Publicado: abril 13, 2011 en Uncategorized

A lo largo de los años, Apple ha logrado posicionarse en la mente del consumidor como una marca de extrema calidad, innovadora, juvenil y que da estatus. En sus campañas manejan una imagen minimalista y limpia que siempre hace énfasis en la manzana mordida. Sus productos se han convertido en objetos de deseo de cualquiera; desde sus iPods hasta sus computadoras de escritorio. Ser dueño de algún producto de Apple no es tan sencillo ya que sus precios sobrepasan la de la competencia. Sin embargo, en la mente de los consumidores la calidad de la marca está relacionada directamente con el precio de su producto, mientras más caro más nos asegura que estamos ante un producto que vale la pena adquirir. Asimismo, el precio también tiene que ver con el esfuerzo que realiza el consumidor para obtenerlo.

Uno de los fenómenos más interesantes y recientes de esto, es cuando Apple lanzó el iPad. Miles de fanáticos de la marca decidieron ir a hacer filas durante la madrugada para poder ir a comprar la suya, al parecer, el dinero que se tuviera que gastar no importaba. Aquí podemos notar como el precio deja de ser exclusivamente monetario para convertirse en un esfuerzo extremo que hace el consumidor para obtener un producto. En relación con el documental In Debt We Trust se puede observar como los jóvenes son los primeros en caer en este tipo de mercadotecnia, al querer ser aceptados por los demás por medio de los objetos que tengan se ven obligados a sacar tarjetas de crédito que les prometen una felicidad temporal. Todo esto causa eternos endeudamientos con los bancos debido a los altos intereses que cobran. Esto puede resultar ser un mal de nuestro sistema económico capitalismo y se puede culpar a la mercadotecnia de causar estos efectos en la población, de hacernos creer que necesitamos gastar altos precios por productos que en realidad no requerimos.

Hace falta una educación sobre el consumismo, en donde nos enseñen a diferenciar los productos que necesitamos a los que deseamos, aprender a administrar las finanzas personales para evitar endeudamientos a temprana edad y, sobre todo, cómo no dejarnos influenciar por las grandes campañas publicitarias.

Danae Silva

Daniel Ampudia

En el documental vemos ejemplificado de manera concreta como la cultura del consumismo está cada vez más arraigada en las sociedades occidentales. No es solo un fenómeno estadounidense ya que esto se da en cualquier país donde el flujo del capitalismo y el libre mercado se convine con el pensamiento posmoderno del consumidor. Las grandes empresas que manejan las tarjetas de crédito no solo utilizan el marketing para vender estatus, beneficios y servicios sino que mediante sus planes de comunicación están atacando un mercado de gente posmoderna. Están vendiendo “el crédito” como algo que en la posmodernidad encaja perfecto con la mentalidad de los consumidores occidentales del siglo XXI.

Como consumidores de esta era estamos buscando la manera más cómoda, fácil y rápida de comprar productos y servicios, el precio pasa a ser algo muy relativo cuando se cuenta con formas de pago alternas al efectivo y las grandes compañías y marcas aprovechan esto y explotan nuestra manera de posmoderna de pensar. Dentro de esta estructura de pensamiento aparece la necesidad de satisfacer nuestras necesidades de manera casi instantánea y sin tiempo para la reflexión y es ahí donde las empresas pueden manipular los precios a sabiendas de que con tal de tener crédito a la mano el consumidor es capaz de pagarlo.

 Por otro lado las compañías de tarjetas de crédito están contentas de cobrar sus intereses porque saben que aunque hagan un ligero intento por informar a sus clientes de los riesgos que pueden correr la estructura de pensamiento de estos no está acostumbrada a ver las cosas con detenimiento, reflexionar o pensar las cosas a largo plazo. Un ejemplo de este fenómeno es el incremento del consumo de productos por medio de internet, porque salir de tu casa si puedes hacer tus compras hasta del supermercado en internet, el problema es que la inmediatez y la virtualidad no te dejan sentir físicamente el gasto que estas efectuando en ese momento.

¡Valoriza esta!

Publicado: abril 12, 2011 en Uncategorized

La valorización que el ser humano le da a las cosas me llama mucho la atención. Es extraño entender las bases con los que forma juicios de precio el hombre. Lo más lógico de racionalizar sería que los precios y los valores que se le genera a los objetos, productos, emociones, actitudes y demás fueran formados en base a un fin o uso práctico respecto a la sociedad. Pero mientras más pasan los años, me doy cuenta que este fin normalmente no tiene practicidad ni uso alguno en la vida. El valor que se le da a las cosas es tan manipulable como un títere y se puede hacer que excremento valga mucho.

No es una tarea fácil crear valores en la sociedad, se necesita mucho trabajo duro, determinación y poderes de manipulación sutil para lograr este cometido. Empecemos con algo fácil: la ropa. Tela que nos ponemos para no andar con nuestras miserias colgando en el aire y para evitar pasar el frío. Si somos sinceros con nosotros mismos, sabemos a la perfección que de esto se trata nada más. Por métodos de transformación simbólica, el humano insiste en decir que este pedazo de tela refleja tu personalidad según el corte, las capas, el material y otras múltiples características de esta. Que formas parte de tal o cual sociedad si usas determinada ropa.

Es curioso como marcas de gran renombre te hacen pensar que la ropa que producen tiene un mayor valor que otras por estas distintas cualidades. Si lo vemos en realidad, la producción de la ropa probablemente salga al mismo precio que la de las demás marcas, el precio del material del que está hecho debe tener aproximadamente el mismo precio, el diseño es muy similar, la durabilidad debe ser básicamente la misma y sin embargo, vemos que uno cuesta cinco veces más que el otro. ¿Por qué? Porque el humano es lo suficientemente ingenuo para pensar que cierto nombre de diseñador lo hace mejor, le da status, mejora su imagen ante los demás y lo hacen sentir valioso.

No se ustedes pero cuando le pongo atención a esto, me doy cuenta que es un tanto estúpido esta forma de otorgar valores a las cosas. ¿Qué es lo que crea esta percepción de esta mercancía? EN algunos casos son tradiciones culturales y sociales, en otros son emociones y en algunos otros es el poder de la persuasión publicitaria y de la mercadotecnia. Estas poderosas herramientas que pueden cambiar el valor de algo con un mensaje mandado discretamente entre su publicidad pude hacer que cambies de parecer fácilmente, aun que no siempre vas a caer tan fácil.

Yo no estoy exento de estas valorizaciones. Es normal generarlas e implementarlas, pero hay que evitar dejarnos llevar simplemente por estos simbolismos que, la mayor parte del tiempo, tienden a generar agobios e inquietudes innecesarias. No dejarás de ponerle precio (no necesariamente monetario) a las cosas. Es una cualidad del humano, es lo que nos permite tener la libertad de la elección en base al criterio de jerarquizar por valor las cosas. Nada más evita gastar mucho cuando lo hagas.

Rodrigo Barba

Por no ser poco.

Publicado: abril 11, 2011 en Uncategorized

Algunos de nosotros sostenemos el pensamiento de que la escacez es precisamente lo que otorga valor a algo. El oro no vale porque brilla, el oro vale porque hay poco, porque es difícil de conseguir. Así con la plata (menos en el hermoso Taxco), el chocolate en casa de mis abuelos, y los buenos dedos de novia, pasa con la pornografía (horrible palabra).

El goce carnal de ser humano, dicen los sesudos, es tan atiguo como él mismo. Buscamos satisfacer esta hambre sexual con fantasías que no nos involucran directamente; somos vouyeristas profesionales. Y como toda necesidad del ser humano, tanto las reales como las inventadas (sucede que también tenemos un don excepcional para necesitar lo innecesario), fue consignada a una industria: la industria de la pornografía (palabra espantosa).

Pero era eso: una industria. Y aunque vista con miradas sucias de muchos, una industria en su totalidad respetable, cuidadosa, casi artística. Las actrices y actores que protagonizaban breves historias chuzcas de amor o seducción (hemos visto que no es lo mismo), cuyo final sabemos de memoria, eran pagados con salarios dignos de su profesión. Pero entonces llegó internet. No solamente se tiene acceso a cualquier cantidad de videos pornográficos (fea, fea palabra), y tanta es la demanda en ellos que los que se encargan de manejar esos sitios web (ilegales, cabe mencionar), que sus recursos, que como todos los recursos del ser humano, son limitados, empiezan a cruzar líneas. No solamente devoran a la industria de la pornografía (palabra deplorable) adquirible en video, sino que cruzan la línea de la legalidad y la barbaridad, siendo generalmente ellos mismos quienes directa o indirectamente causan que existan monstruosidades como la trata de blancas, y la pornografía (adefecio de palabra) infantil.

Pero hemos elegido esta manera de vivir. Si vamos a tener acceso a algo, tengamos acceso a todo. Empapémonos de millones de opciones, bañémonos en cascadas de productos. Porque hay millones de todo, millones que no son nada ya.

 

María Muñoz